domingo, 27 de diciembre de 2015

Vuelve.

No puedes decir adiós a aquello que todavía no ha empezado. No puedes decir que lo oscuro es tristeza si no has visto sus ojos irradiando felicidad. No puedes rendirte si no lo has intentado. No puedes morir si todavía no has vivido. El vapor del café por las mañanas y almohadas empapadas de ti por las noches. Lluvia y mar, sombra y ciudad, nada más en una rutina que ha llevado todo menos tu nombre. Quiero dejarte. Dejarte con las ganas de que el día tenga veinticinco horas. Dejarte con mi sabor y mi aroma por toda tu piel. Con ganas de mi, de nosotros. Porque sí, porque me has hecho así. Porque contigo no existen las ganas de rendirse, ni los malos recuerdos y el miedo pierde todo el sentido. Porque contigo el pintalabios no se queda nunca. Sonrisas que huyen y se disfrazan de ti, camas vacías que te buscan, corazones que te sufren y labios destrozados que solo saben decir vuelve.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Consecuencias

Que fuimos un tiempo,
y luego se fue ella,
y me fui yo.

Y no volvimos,
nunca,
a estar
en ninguna parte.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

No puedo seguir tus caminos. Nunca, como si se tratase de algo lejano, al final nos tocaremos como dos personas que comienzan a ver. De alguna forma, por muy cerca que estemos, se nos dibuja una emergencia en la mirada, y nos sangra el corazón, pero nadie se da cuenta: ni siquiera nosotros. Ni siquiera. Fuimos lentos -más torpes-, volcánico deseo el nuestro de hacer del aquí y el ahora un también mañana, cariño. A veces desear es, qué se yo, tirarle piedras al destino; sacarle la lengua, incitarle a que sea un tremendo hijo de puta. También es inevitable de vez en cuando equivocarse y enamorarse, en el intento. ¿Sabes a lo que me refiero?, yo tampoco. Querernos fue una apología al desastre, un algo así como invitarte a cenar y declararte la guerra. No entraba tanta luz por nuestra persiana, y el dormir juntos no fue tanto el verano que decían. Bajar, siempre bajar, always. Bajar con descaro, tú en bikini y yo escuchando una de los Creedence. No hay grito más fuerte que susurrar algo triste al oído, o que te cierren la puerta de eso que llaman futuro en las narices. Hay luna, sí. Una luna entera, eterna, pudiese parecer el cielo ese paraíso que nos vendían.

En fin, me voy, sólo venía a recordarte que ya te he olvidado.



Sergio carrión

martes, 24 de noviembre de 2015

Cabrón

Hola cabrón. Si, seguiré llamándote cabrón hasta que encuentre a alguien más cabrón que tú. Es que siento decirte que te lo has ganado. Pero hoy no es aquel día en el que te lo reproché todo. Ni tampoco ese otro en el que volví llorando a tus brazos, pidiéndote perdón, ni tampoco el que tu me ignoraste. Hoy, he venido para decirte que ya te he olvidado, Por fin, ya no pienso en ti como antes. Ya no lloro cuando te veo con otra. Ya, ni siquiera me jode. Sencillamente me da igual lo que hagas. Y yo sé que tú a mi aún me quieres, pero no te pudiste tragar el orgullo ni siquiera cuando te pedí perdón, Y ahora, el que va a sufrir eres tú. ¿Te acuerdas cuando te decía que no podía haber nada mejor que tú? Me equivocaba, lo hay. Lo que pasa que en aquel momento yo quería creer que eras lo mejor. Pero ahora he vuelto a querer. Las heridas que me provocaste han sanado, ya no duelen. Él las curó, con sus abrazos y sus caricias. A veces, cuando estoy con él, intento imaginarte a ti, abrazándome. Pero no recuerdo tu rostro, ni tu manera de besar. Ya  no existes en mi cabeza.  Pero yo sé, Señor cabrón, que tú eso no lo puedes hacer. Que has podido estar con mil chicas después de mi, pero que todavía las pones mi cara. Porque aunque lo niegues, se que me querías. Y yo también te quise, cierto. Pero después de mucho tiempo parece que esta partida de cartas la he ganado yo. Mientras yo soy feliz, tu me echas de menos. Y ahora, señor cabrón, vas a ver lo que es sufrir de verdad. Pero yo no soy como tú, puedo tragarme mi orgullo si es necesario. Yo te ofrezco mi amistad, mi apoyo. Pero no ahora, porque para que dos personas que han estado juntas sean amigas, primero tienen que olvidarse. Cuando lo consigas, ya sabes donde encontrarme. Donde ahora no quieres ni verme. En sus brazos. Sonriendo. Como cuando lo hacía contigo, pero mil veces mejor. Así que Señor cabrón, le deseo toda la suerte del mundo para olvidarme, Porque los dos sabemos que no será fácil.

martes, 17 de noviembre de 2015

De un domingo y sus putadas.

La putada es que aprendimos a ser fuertes antes de hora,
cuando no sabíamos el poder que tiene el tiempo,
así que para,
que las venas me piden más vida,
y la vida me pide más ganas.
Para echar en todo,
que tengo que encontrar el modo
para aprender a querer
Que difícil esto de las letras
en donde el artista necesita
y mientras
el listo vende.
Vente,
que te tengo preparada una de besos,
y tengo los dedos tensos
por no poder acariciar
y tengo la comisura de tus labios
estoy harta de tantos resabios
necesito vivir
sentir
morir
por ti
que un día cuando menos te lo esperes
coja todos mis enseres
y me tire desde un décimo piso por ti
porque el amor es eso
saltar a un vacío, sin sentirse preso
porque crees que puedes volar
yo de momento solo quiero soñar
porque en este mundo,
créeme que en este puto mundo,
se necesitan más ilusiones.
Que tíos con corbata ya tenemos muchos,
y su corazón bien anudadito a ese fajo de billetes,
que son los jodidos grilletes
de este negocio que a veces parece la vida
y luego vienen los valientes en estampida,
pidiendo derechos sin tampoco saber muy bien qué quieren,
están también los cobardes,
los que se quedan en casita cada trece, martes,
y no saben que hay partes,
que en esta vida es mejor no pararse a entender.
Existen también los poetas,
que lloran sus corazones rotos,
y hacen romper lagrimales por amor al arte,
aunque de estos también quedan muy pocos,
menos mal que aún está Escandar arreglando los inviernos,
Irene, que no se cómo pero sin vernos,
sabe hablar de todos nosotros.
Y luego estoy yo,
más perdida que una brújula sin polos,
sin saber muy bien si llegará un día que hará brillar todos,
andando hacia delante porque es lo que me enseñaron
los que me quieren, lo que pasaron
por mi vida dejando los mejores momentos,
aquellos que estuvieron atentos,
a que mi sonrisa no bajase la guardia,
y a todos esos os tengo que dar las gracias
aunque sé que escribiendo no puede ser la mejor forma.
Joder, que yo para esto soy muy torpe
las letras más que un salvavidas para mi son
golpe
pero por lo menos lo he intentado
intentar pillar el cielo despejado
cuando solo veía nubes y frío y cierzo
porque muchas veces me muerde el miedo y
tropiezo.
Pero te prometo que me voy a partir el pecho
por hacerte sonreír siempre que pueda,
que seré amiga aunque esté a veces loca
perdida,
y seré madre aunque no re haya dado la vida,
seré amante y te robaré besos en las esquinas,
seré siempre lo que me pidas.
Porque yo también sé que el amor es la hostia,
una hostia bien fuerte,
por eso coge mi mano, detente,
mírame de frente y dime que no te rindes
todavía.
No sé si llegarás a entender algún día,
todo lo que hay aquí escrito
y te pido y espero en un grito
que no sea así,
porque si esto ocurre es que te has
enamorado,
si eso ha pasado, pide el rescate.
Y llámame en cuanto antes, que te estaré
esperando en el bar de siempre,
con dos copas en la mano,
una sonrisa puesta en los labios,
un abrazo a tu espalda atado,
y toda una noche por delante.

Loreto Sesma


martes, 10 de noviembre de 2015

Todo lo que nunca podré decirte en cinco pasos.

Que guapo está hoy mi corazón para estar tan roto, y que bien te quedan estas letras puestas delicadamente en tus pestañas, que son como el telón de la gran obra de tus ojos. Perdóname, pero ya sabes que soy chica de metáforas, aunque en realidad es un eufemismo decir eso, cuando en realidad, lo que soy es una cobarde. Una cobarde por no saber escribir claro, no atreverme ha acercarme a ti y decirte que eres lo más bonito que he visto alguna vez pisar este suelo, territorio que aun no he conquistado, porque a mi eso de tener los pies donde hay que tenerlos nunca se me ha dado nada de bien.
Que es que sueño tanto, que a veces pienso que en mi vida no existe el presente, si no, ilusiones que ahogan el tiempo.
Lo primero que he aprendido de esta historia, nuestra supongo, es que el pecho izquierdo siempre va a doler más que cualquier otra parte del cuerpo, será por fisonomía o metáfora, pero estás vendido si se clava ahí la flecha de cupido, que sí, que es de cupido, pero seguirá siendo una flecha y duele.
Lo segundo es, que si echar de menos ya es de por si jodido, imaginate echarte de menos a ti, cuando en realidad tendríamos que echarnos de más, pero de sonrisas,
Llámame ilusa, soñadora, idealista y mentirosa por venderte que el amor si existe, pero nunca, por favor, me obligues a quemar mi bandera, porque si defiendo una locura así, si te afirmo una y otra vez que la torre eiffel ha sido más testigo de besos que de huidas, que el Sena y sus orillas fue un escenario de poemas y que tu y yo podríamos ser musa y verso, es porque lo tercero que he aprendido es que yo empecé a buscar en tus labios la racionalidad de algo tan loco como el palpitar de este corazón.
Y lo cuarto es que ya va siendo hora de salir de mi escondite ¿no? y correr a buscarte, es el momento perfecto para abandonar el salvavidas, y aventurarme a tirarme al mar en mitad de la nada, que no será nada, porque estarás tu y eso lo será todo, que no será escondite porque estarán tus brazos y eso, eso si que es magia.
Por último decirte que el cinco, siempre ha sido mi número de la suerte y es por eso por lo que te digo, que lo quinto que quiero susurrarte es que te quiero.



Loreto sesma




martes, 3 de noviembre de 2015

¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Si nos da miedo el amor, es porque hubo una vez que nos hicieron daño, incluso dos y cuando a la tercera, cuando en teoría va la vencida, lo que ocurrió es que verdaderamente nos dimos por vencidos.
Así que no juzgues a alguien por lo que quiere o deja de querer, porque a lo mejor tiene el corazón hecho añicos y unas cicatrices en su piel que no se irán por mucho tiempo que pase.
El amor es ese tren que no es que no espere, sino que atropella, pero es dirigido por alguien por quien te habrías tirado a las vías una y otra vez. Por eso no vuelve a pasar, porque cada amor mata y la ilusión del siguiente es lo que resucita, y por eso hay quien dice que si no has muerto por lo menos siete veces en vida, es que no has vivido nada.
Hay que tener un par de cojones y mucho, pero que mucho coraje para enamorarte, porque aquel que te da besos y te sonríe, es el mismo que una mañana cualquiera dejará las sabanas frías y un hueco imposible de llenar en tu cama.
Hay que ser valiente para querer enamorarte de alguien aún sabiendo que será el poema más bonito, pero también el más triste y el más jodido de escribir cuando todo se apague.
Tienes que ser un jodido héroe para ser capaz de salvar la sonrisa de alguien cuando esté naufragando en lagrimas y todo su mundo se haya reducido a un mar en donde no hay posibilidad de rescate; pero que llegues tú y le digas que no sabes si todo irá bien, pero que si se ahoga, lo haréis juntos.
Imbécil es lo que eres si cedes tu canción favorita pensando en esa persona, porque luego cuando la escuches toda partitura, palabra, letra, silaba y sonido será un recuerdo llamando a tu puerta.
Así que te pido que tengas mucho cuidado, porque escucharás esto una y otra vez, te pondrán una coraza en el pecho, una mordaza en la boca, una máscara en la cara y una cuerda en las manos que no te dejarán querer, decirlo, demostrarlo ni escribirlo.
Te dirán que el amor solo tiene un final posible y es el olvido, pues olvídales tú a ellos.
Verás a tu alrededor historias rotas y escritos como este, que te sirvan de motivo para demostrarnos que todo es posible.
Huye de quien te diga cómo vivir porque ni él ni nadie tenemos ni puta idea de cómo hacerlo.
Y arriésgate, porque echar de menos es como si el corazón te dijera: oye, me rindo, a mí no me jodes más. Y yo no es por joder pero si ensuciamos tanto la palabra amor, si creemos que sabemos querer es por gente como tú.
   
Loreto sesma 



martes, 27 de octubre de 2015

Soy, aunque a veces no esté. (2 años después)

Tras haber leído, subrayado y quemado cada una de las hojas  me he dado cuenta de que yo nunca fui Don Quijote, porque nunca fui valiente, nunca me atreví a enfrentarme a mis gigantes.

He aprendido que el invierno no era la llegada del frío sino ver llorar a mi madre
He llegado a la conclusión de que nunca acabaré de memorizar cada una de mis cicatrices, porque las sigo confundiendo con heridas, cuando me empeño en abrirlas.
He medido la distancia en abrazos que le debía a mi hermano.
Me he dado cuenta de que el amor no tenía nada que ver con lo que me habían contado, solo tenía que ver contigo, y solo lo he sabido cuando en mitad del huracán he necesitado crear mapas con la piel de tu espalda.
Sigo leyendo a Benedetti cuando se me cansan las alas y sigo haciendo florecer a Neruda cada primavera.
He aprendido que no es a la tercera cuando te das por vencido, porque nunca has de rendirte. Que voy a tropezar, a caer, y a hacerme tantísimas heridas que voy a querer tener un doctorado en huidas, pero acabaré tirando pa´lante.
Porque sin andar no hay camino, y sin camino no hay historia, ni victoria, sólo derrota. Además, andando hacia atrás, uno siempre tiene más posibilidades de tropezar  con la misma piedra.
También he aprendido que la magia del naufragio no está en llegar a ser superviviente, sino en aprender a bailar con el vaivén del mar, en mitad de la tormenta, agarrar el timón, aguantar el tirón, enamorarte de la corriente, ser paciente que las nubes se irán.
Que ya lo decían los Beatles: "El sol en algún momento va a llegar" y mientras, mientras tendríamos que bailar, bailar escuchando Calamaro, cantando con mi madre a Ley en el coche, otorgándole a la noche un derroche de desgaste de caderas.
¿De veras creíais que iba a rendirme? los que estuvisteis apuntándome con el dedo, deberíais saber que sigo siendo yo la que me pongo la pistola en la sien y la que decido si apretar el gatillo o no, que no hay más balas para mí que las que yo misma fabrico y no tengo más heridas que las que yo me hice por voluntad propia.
Lo bueno de tener el corazón hecho pedazos es eso, que las balas de los demás tal como entran, salen.
En fin, que no necesito la saliva de nadie para curarme, eso tuve que aprender a hacerlo yo solita; que por mi suerte o para vuestra desgracia, todavía no voy a ser el blanco fácil de nadie. Porque lo único que me hace llorar es ver cada domingo a mi madre despedirse en la estación.
No busco la aprobación de algún que otro imbécil que me dirá que esto no es poesía, porque es verdad, no lo es, esto es vida, la mía, así que ya decidiré yo como escribirla.
En fin, que sigo queriendo a morirme a todos los que me agarran cuando me fallan las fuerzas, que sigo teniendo en cuenta que aunque llegue el día que la sonrisa se me tuerza, van a estar ellos colocándome el mundo.
Y por eso, lo último pero más importante que he aprendido es que no soy aunque no esté, sino que estoy aunque a veces no sea.
-Loreto Sesma